La Vitamina C es un antioxidante que ingerimos a través de la dieta y es uno de los tratamientos más utilizados en el cuidado de la piel por sus propiedades para combatir el envejecimiento prematuro de esta.
Las frutas y verduras son los alimentos en los que mayoritariamente se encuentra esta vitamina: el kiwi es una de las frutas con mayor contenido de Vitamina C, le siguen las fresas y las naranjas, entre otras. Llevar una dieta rica en esta vitamina, no interfiere en los niveles de Vitamina C de las células de la piel, sino que para que esta ejerza su función antioxidante para la piel, debe ser administrada mediante vía tópica con el uso de los cosméticos.
El ácido ascórbico (Vitamina C en forma pura) es uno de los antioxidantes más potentes siempre que esté formulado en las condiciones adecuadas. El mayor problema que presenta este ingrediente es su inestabilidad en la formulación, ya que se oxida y es fotosensible: se degrada en presencia de oxígeno y de radiación solar. Para evitar esto, no es suficiente con utilizar un envase hermético y opaco, sino que hay ingredientes alternativos derivados del ácido ascórbico que presentan una mayor estabilidad. También, la combinación de la Vitamina C con otros antioxidantes como la Vitamina E y ácido ferúlico han demostrado ser efectivos para ralentizar la posible oxidación que esta puede sufrir.
¿Qué función tiene la Vitamina C como antioxidante para la piel?
Vitamina C y su papel en el envejecimiento prematuro de la piel
La Vitamina C actúa como cofactor de la reacción de síntesis de las fibras de colágeno, principal componente de la dermis que aporta turgencia y sostén a la piel. El colágeno se forma y se destruye de forma natural y constante, en un ratio más o menos equilibrado. Con la edad la velocidad de formación de colágeno es menor respecto a la de su destrucción, y por eso la Vitamina C se sitúa como gold standard de la cosmética antiaging.
Además la Vitamina C tiene un alto poder antioxidante, lo que significa que interfiere en la formación de radicales libres neutralizándolos y evitando así que causen daño celular. Esta funcionalidad le atribuye el nombre de “scavenger”. El envejecimiento, factores genéticos, la alimentación y el estilo de vida, intervienen en la formación de radicales, que en consecuencia afecta a los distintos órganos del cuerpo, entre ellos la piel. Utilizar cosméticos con antioxidantes para la piel como la Vitamina C, disminuye los efectos dañinos de estos radicales libres naturalmente formados.
Vitamina C y su papel en la formación de manchas
La Vitamina C, cómo consecuencia de ser un potente antioxidante para la piel, interfiere en la reacción de la melanogénesis, disminuyendo la síntesis de melanina, el pigmento encargado de dar coloración a la piel. Por lo tanto, la Vitamina C contribuye a disminuir la aparición de hiperpigmentaciones habituales en el envejecimiento de la piel y en los cambios hormonales durante el embarazo de una mujer.
No solamente disminuye la formación de melanina, sino que aplicar Vitamina C en la piel bajo el efecto de la exposición solar, regula la producción de la melanina. En cambio, aplicarla tras la exposición solar, reduce el eritema o enrojecimiento que esta exposición causa, por lo que tiene efecto fotoprotector sobre la piel.
Por todo ello, comúnmente la Vitamina C se encuentra formulada en productos que reivindican dar un efecto iluminador en la piel, de mejora del brillo, y de combatir los signos de envejecimiento de la piel.
Distintas formas de Vitamina C estabilizada
Debido a que la Vitamina C es poco estable en una fórmula cosmética cualquiera, habitualmente se recomienda emplear formas estabilizadas de la molécula. Estos son ésteres de ácido ascórbico estables frente a la oxidación tanto por oxigeno como por luz, y con mayor tolerancia en la piel debido a que deben ser formulados a pHs más próximos al pH fisiológico de la piel. Algunos de estas formas estabilizadas de Vitamina C son: Ácido 3-O-Etil ascórbico, Ascorbil glucósido, Aminopropil fosfato de ascorbilo (MAP) o el Fosfato de ascorbilo sódico (SAP).
- Ácido 3-O-Etil ascórbico (INCI: Ethyl Ascorbic Acid): Es un derivado del ácido ascórbico estable de pH 4,0 a 5,5. Contiene una elevada concentración de ácido ascórbico respecto a otros derivados de la Vitamina C (86 %), y se conoce que presenta una buena penetración en la piel.
- Ascorbil glucósido (INCI: Ascorbyl Glucoside): Es un derivado del ácido ascórbico estable de pH 5,0 a 8,0. Cuando se aplica tópicamente, es hidrolizado por la enzima α-glucosidasa endógena, que lo convierte en la forma activa de ácido ascórbico.
Recomendaciones a la hora de formular con Vitamina C como antioxidante para la piel
La importancia del pH de la fórmula
La mayor eficacia se obtiene según el pH de la formulación:
- Para el ácido ascórbico: la fórmula debe tener un pH alrededor de 3,5. A un pH por debajo de 4 el ácido ascórbico pierde su carga iónica lo que permite que pueda atravesar el estrato corneo de la epidermis con mayor facilidad.
- Para el ácido 3-o-Etil ascórbico: la fórmula debe tener un pH alrededor de 4,5.
- Para el ascorbilo glucósido: la fórmula debe tener un pH alrededor de 6.
No todas las concentraciones son válidas
Además del pH es importante formular el cosmético con una concentración adecuada de Vitamina C con tal de que sea eficaz. Se estima que para demostrar la máxima eficacia antioxidante en la piel la vitamina C debe estar en un 5 a un 15% en un cosmético. No es aconsejable superar la concentración de 15%, ya que la Vitamina C pura podría producir irritación en la piel al estar formulada a pH ácido.
El formato del cosmético afecta a su eficacia como antioxidante para la piel
El tipo de envase también interfiere en la eficacia del cosmético, ya que un envase opaco minimiza la posible entrada de luz y por tanto, evitará su oxidación. Por ello, formatos cosméticos tipo ampollas mono dosis son muy habituales para altas concentraciones de estos activos. En este caso se minimiza el contacto de la Vitamina C del cosmético con el aire, ya que una vez abierto se aplica en la piel. Últimamente, los formatos en polvo están muy bien acogidos por el consumidor, pues no hay gasto de agua en su fabricación. Además de los beneficios medioambientales que el uso de fórmulas en polvo tiene, en este caso es favorable para evitar que la Vitamina C entre en contacto con el agua de la propia formulación y se oxide.
Falsas creencias sobre la Vitamina C
La Vitamina C mancha la piel
La Vitamina C pura es fotosensible, inestable al sol, por lo que si se aplica un cosmético con alta concentración de esta puede llegar a acumularse en el poro y al oxidarse adquirir una coloración oscura. Para evitar que el poro se vea manchado hay que tener una correcta higiene diaria de la piel y no utilizar altas concentraciones de Vitamina C en exceso. No obstante, en ningún caso la vitamina C causa manchas en la piel. Al contrario, esta vitamina disminuye la aparición de manchas al intervenir en la síntesis del pigmento de la piel.
Un producto cosmético con Vitamina C de color amarillo o naranja, quiere decir que lleva mucha concentración de esta vitamina
Cuando la fórmula con Vitamina C cambia de color y se vuelve oscura (en cremas de blanco a amarillo, o en soluciones de transparente a naranja o marrón), es un indicativo de que ha habido degradación de la Vitamina C y por lo tanto, pierde efectividad antioxidante para la piel.
El ácido ascórbico se metaboliza en ácido dehidroascórbico y posteriormente en eritrulosa. Este último es un compuesto de coloración oscura y que se utiliza en algunas fórmulas de productos autobronceadores para oscurecer el tono de la piel. Por lo tanto, si el producto cambia de coloración quiere decir que el ácido ascórbico ya se ha convertido en eritrulosa en la fórmula antes de entrar en contacto con la piel, perdiendo de esta forma su eficacia.
No se debe usar Vitamina C en cosméticos de día, ni durante el verano
Debido a que la Vitamina C no es fotosensibilizante, puede emplearse tanto día como de noche, sin interferir en su efectividad.
Además, se pueden utilizar cosméticos con Vitamina C en cualquier estación del año. En verano es especialmente importante para neutralizar radicales libres que se forman en la piel debido a la exposición a la radiación solar.
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