Vitaminas para nutracéutica

Las vitaminas, compuestos orgánicos esenciales para el funcionamiento del cuerpo, son esenciales en el ámbito nutracéutico por su capacidad para potenciar funciones específicas y promover la salud integral.

Catalizadores metabólicos: actúan como cofactores en numerosas reacciones metabólicas, optimizando el rendimiento del organismo. 

Antioxidantes protectores: algunas vitaminas, como la vitamina C y E, son conocidas por sus propiedades antioxidantes, ayudando a combatir el estrés oxidativo. 

Promotoras del sistema inmunológico: refuerzan las defensas del cuerpo, contribuyendo a la resistencia contra enfermedades y patógenos. 

Vitalidad y energía: las vitaminas del complejo B desempeñan un papel clave en la conversión de alimentos en energía, favoreciendo la vitalidad. 

Mantenimiento óseo: la vitamina D y la vitamina K son esenciales para la salud ósea, facilitando la absorción de calcio y contribuyendo a la mineralización ósea. 

Salud visual: vitaminas como la A, C y E son fundamentales para mantener la salud ocular y prevenir problemas visuales. 

Equilibrio hormonal: algunas vitaminas, como la vitamina D, participan en la regulación hormonal, influyendo en diversas funciones fisiológicas. 

Suplementos nutricionales: se encuentran en formulaciones específicas que buscan cubrir deficiencias nutricionales. 

Productos antienvejecimiento: forman parte de productos nutracéuticos diseñados para combatir los efectos del envejecimiento. 

Fortificantes alimenticios: se añaden a alimentos y bebidas para enriquecer su contenido nutricional. 

Fórmulas para el cuidado capilar y de la piel: presentes en productos que buscan mejorar la salud y apariencia de la piel y el cabello. 

Suplementos para deportistas: utilizados para optimizar el rendimiento físico y la recuperación. 

Optimización metabólica: contribuyen a un metabolismo eficiente y a la obtención de energía. 

Protección antioxidante: ayudan a combatir el daño causado por los radicales libres, preservando la integridad celular. 

Fortalecimiento inmunológico: refuerzan las defensas naturales del cuerpo. 

Promoción de la vitalidad: participan en la producción de energía, favoreciendo la vitalidad y resistencia. 

Apoyo a la salud ósea: contribuyen al mantenimiento de huesos fuertes y saludables.