Tensioactivos para el sector agrícola

Los tensioactivos, también conocidos como surfactantes, son compuestos químicos diseñados para reducir la tensión superficial y mejorar la dispersión de líquidos, como herbicidas, insecticidas y fertilizantes, sobre la superficie de las hojas y tallos de las plantas. 

Reducción de la tensión superficial: los tensioactivos para el sector agrícola reducen la tensión superficial del agua, permitiendo una mejor mojado y penetración de los agroquímicos en las hojas. 

Mejora de la adhesión: facilitan que los productos químicos se adhieran eficazmente a las superficies de las plantas, lo que evita la escorrentía. 

Uniformidad en la cobertura: garantizan una distribución uniforme de los agroquímicos en la planta, lo que evita aplicaciones desiguales. 

Menor deriva: contribuyen a reducir la deriva de los productos químicos, minimizando así el impacto en el medio ambiente circundante. 

Aumento de la eficacia: mejoran la eficacia de los agroquímicos, lo que conduce a una mayor protección de las plantas contra plagas y enfermedades. 

Compatibilidad: son compatibles con una amplia gama de agroquímicos y pueden mezclarse fácilmente. 

Reducción del lavado por lluvia: ayudan a mantener la efectividad de los agroquímicos en caso de lluvia. 

Herbicidas: los tensioactivos para el sector agrícola se utilizan con herbicidas para asegurar una cobertura efectiva de las malas hierbas. 

Insecticidas: facilitan que los insecticidas lleguen a las superficies de las plantas donde se encuentran las plagas. 

Fungicidas: contribuyen a una distribución uniforme de fungicidas en hojas y frutos. 

Fertilizantes foliares: los tensioactivos para el sector agrícola se combinan con fertilizantes para una rápida absorción por parte de las plantas. 

Nutrientes específicos: se utilizan para la aplicación de nutrientes específicos, mejorando la absorción y la respuesta de las plantas. 

Máxima eficacia de los agroquímicos: los tensioactivos para el sector agrícola garantizan que los agroquímicos alcancen su máximo potencial. 

Reducción de costos: al asegurar una distribución uniforme, se minimiza el desperdicio de productos químicos. 

Menos impacto ambiental: contribuyen a la reducción de la cantidad de productos químicos liberados al entorno. 

Mayor protección de cultivos: las plantas se benefician de una mejor cobertura y protección contra plagas y enfermedades. 

Mayor rendimiento: la aplicación eficaz de agroquímicos se traduce en un aumento del rendimiento de los cultivos.